6 de noviembre de 2017

Si algo creía olvidado es cuando alivia el dolor, cuanto alivia y que mal te hace sentir segundos después. El dolor alivia cuando la caída es en picado, no logras agarrarte a nada, solo te tropiezas y haces cosas de las que te arrepentirías cuando las piensas. 

Cuán difícil es no caer en estos casos. Cuán difícil es no equivocarse y pensar con claridad. ¿Pero y si no logras pensar con claridad? A lo mejor ese es parte del problema. O a lo mejor es la excusa que te pones a ti misma con tal de negar la realidad evidente: no mereces estar al lado de nadie. Solo creas problemas, tienes problemas… eres un problema con todas las letras.

Sientes cada error tuyo como una puñalada infectada en remordimientos y pensamientos negativos que te hunden cada noche al cerrar los ojos. Cada silencio merecido después de un error cometido es la peor de tus condenas, tiempo para inundar de lágrimas y de remordimientos tu rostro y corazón. Posiblemente es lo que llamaríamos karma, todo lo que das vuelve… cada vez que haces daño vuelve. Sientes todo lo que has dicho y hecho, no eres casi capaz de respirar sin ahogarte en lágrimas…