11 de marzo de 2018

Cristalera

Ya estás fuera, empiezas a sentir de nuevo todo lo que te rodea.. pero¿Y ahora qué?
Sientes alivio, fuerza y una enorme tristeza que encoje en un puño tus pulmones sin dejarte respirar.

¿Qué ocurre? ¿Dónde esta toda la gente? No ves a toda la gente que hace unos meses gritaban al otro lado del cristal, al otro lado de la cristalera. Antes había gente gritando, tu solo veías como gritaban pero no les oías ni entendías.

Tienes la sensación de que te decían que salieras de la cristalera, pero no lograbas explicarles que no podías salir. Que lo intentabas cada mañana y cada noche, pero que no podías. Era como si tus palabras chocaran contra el cristal, como si lo que decías no se entendiera en el exterior. No parabas de decir que no eras capaz de salir, que lo estabas intentando pero que había algo que te lo impedía… que tuvieran paciencia porque tarde o temprano tú ibas a salir. Cada noche te decías a ti misma que ibas a salir, que podías salir.

Pero ahora no ves a todas esas personas, solo quedan unas pocas. El resto no están. Antes estaban. Pero ya no están. No lo entiendes muy bien, a lo mejor tus palabras nunca salieron de la cristalera. A lo mejor pensaban que no salias porque no querías. Ahora no sabes qué sentir.

Sientes entre dolor, tristeza y mucha incomprensión ya que no entiendes que ha pasado. Prefieres no pensarlo mucho, hay personas que te abrazan y se alegran de verte por fin fuera…

Intentas no pensarlo, pero lo piensas.
Intentas no sentirlo, pero lo sientes.
Intentas no darle importancia, pero se la das.

Te recuerdas a ti misma que eso no es lo más importante.
Te recuerdas a ti misma que todavía queda mucho y que el camino no ha terminado.

Te recuerdas muchas cosas, pero piensas.
Te recuerdas muchas cosas, pero sientes.
Te recuerdas muchas cosas, pero le das importancia.

No quieres pensarlo. No quieres pensarlo. No quieres pensarlo.
Pero lo piensas.