2 de junio de 2019

Siempre volar


No sé por dónde empezar
No sé cómo escribir sobre ti
No sé cómo escribir sobre nosotras
Sobre nuestro pasado y sobre el nuevo futuro

Me cuesta pensar palabras sin romperme en pedazos, mientras mi cabeza me pide que pare de llorar porque esas lagrimas no te van a traer de vuelta.

Al principio quería que volvieras, ahora no lo sé. Por no saber no sé si volverás, si algún día entenderé que ha pasado o si simplemente el tiempo me dará el respiro que necesito.

Solo necesito un respiro para encontrarme y para decirme a mí misma que puedo tener la fuerza que ahora sé que no tengo. Que no pasa nada. Que en algún momento tu recuerdo será una simple incógnita, no algo que me quita la respiración si intento nombrarte.

Solo necesito un respiro para empezar a caminar sola y luchar contra los molinos sin ningún escudero a mi lado, si es que existen en alguna parte. Eso la verdad creo que tengo el derecho de dudarlo, incluso de no querer buscarlos.

No sé cuánto tiempo necesitare un respiro, ni cuánto tiempo me llevará creer de nuevo en los hilos rojos. Ni si quiera sé si volveré a creer en ellos. Pero habrá que nunca dejar de intentar siempre volar.

23 de febrero de 2019

Zona de confort


¿Qué es salir de nuestra zona de confort?
¿Es ir por la calle más tarde de lo normal?
¿Es hablar a esa persona que echas de menos?
¿Es dejar de echar de menos a quién no te busca?
¿Es decir que NO a un plan?
¿Es decir si a un plan que te da miedo?
¿Es abrirte sin saber qué pasará?
¿Es hablar en público?
¿Es mirar a los ojos a la ansiedad?
¿Es apagar las redes sociales y encender las conversaciones frente a frente?
¿Es aprender que hay gente que no se quiere quedar en tu vida?
¿Es decir adiós a aquellos que dan oscuridad que no necesitas?
¿Es intentar confiar en la gente pese a todas las cicatrices que duelen?

Puede ser todo o puede ser nada, eso lo decidimos nosotros. Pero hay que aprender a decidir que es salir de nuestra zona de confort, que se merece tu tiempo y que no. Incluso es decidir que no quieres salir, que ahora no tienes fuerzas y que prefieres recomponerte primero. Importa lo que nosotros queremos que importe, no lo que el mundo quiere que nos importe.

26 de enero de 2019

Pídenos


Hay personas que siempre saben escribir, que siempre saben expresar con palabras impresas en un papel lo que sientes. Y luego estamos aquellos que las palabras bonitas se nos atragantan en los dedos y no logramos escribirlas. Las sentimos. Las sentimos como cualquiera, o más que cualquiera. Las sentimos, pero no las escribimos.

Somos más de palabras negras, sentimientos agridulces o muy amargos. Nos costara regalar palabras rodeadas de sentimientos agradables. Podemos intentarlo, pero no es lo mismo. Nos leerás y pensarás que nos hemos equivocado de sentimientos, que dejemos para otro momento el escribir. Que esperemos a la tristeza de nuestros pasos, al enfado de nuestras palabras, a la frustración de nuestros ojos…

No nos pidas palabras dulces pintadas de colores vivos. No nos digas que hablemos de sonrisas de chocolate ni tampoco sobre besos robados bajo el agua. Pídenos palabras sobre esa rabia guardada bajo tu almohada. Búscanos cuando las lágrimas no se vayan por mucho que las limpies cada mañana frente al espejo. Léenos cuando el dolor sea tu mayor peso en tu mochila.

19 de enero de 2019

Bloqueas la pantalla


Vivimos por y para la apariencia externa. Compramos, escuchamos pintamos o escribimos para compartir. Yo la primera, pero cada día más cansada. Vivimos por y para fingir alegría que ni sentimos. ¿Y si no quiero estar hoy contenta?

¿Desde cuándo estar triste más de un día ya implica que debes animarte? ¿Desde cuándo nos hemos hecho expertos en opinar sobre la vida y los sentimientos de los demás? ¿Quién soy yo para valorar tus sentimientos? ¿Quién eres tú para valorar los míos?

Preguntar a alguien ¿Qué tal estás? es lo más sencillo, quedarte a escuchar la respuesta no lo es tanto. Implica tiempo, paciencia, empatía… cosas que muchos decimos tener, pero no siempre existen.
Más y más sentimientos de plástico, de usar y tirar. Mas sonrisas pintadas con la rapidez que nos caracteriza a esta sociedad. Más preguntas copiadas y pegadas, a golpe de dedo. Frases sacadas de Google. Fotos sacadas de Google. Interés sacado de Google. Un interés interesado, que se guarda como todo lo que compramos y no usamos. Interés que ya no está, como todo aquello que hemos destruido gracias a esta vida consumista.

Interés de dos veces al año con los fuegos artificiales y con las luces de Navidad, de un día al año porque Facebook te lo ha recordado que me hice más viejo, de un comentario una tarde en esa foto que te pareció bonita, de un dibujo que te recuerda a alguien… y hasta el año siguiente.

Pasan los meses y te das cuenta de la de veces que has caído en ese juego de Internet, de errores que por vergüenza años después no sabes cómo arreglar. De frases que nunca se cumplen, que nunca llegué a cumplir, que nunca llegaste a cumplir, que nunca llegamos a cumplir. De mensajes que no llegan si no los envías tú primero, de llamadas que marcas tú primero, de pasos que te cansas de dar tu primero.

Bloqueas la pantalla, las fotos, los comentarios, los mensajes no están. Solo hay sentimientos revoloteando recordándote que cuando apagas el móvil solo estas tú. Que casi nunca hay interés verdadero, que las lágrimas las seca tu almohada cada noche y que cada mañana el espejo te recuerda que te sientes sola.

2 de enero de 2019

Aquello que no hacemos


Siempre he preferido arrepentirme de los errores, que de lo que no hice. Aquello que dejas sin hacer a veces lo olvidas, a veces te persigue durante meses. Y creo que en esta ocasión estará conmigo un tiempo.

Hay lutos como personas, como colores, como momentos, como edades, como cercanías, como lejanías… hay un sinfín de lutos. Los hay más largos, o los hay más cortos. Los hay más sentidos, los hay más débiles. Los hay que ya te lo esperabas, los hay repentinos. Los hay que alivian, los hay que te rompen en pedazos. Los hay con despedida, los hay con silencios.

Hoy voy a darle algo de espacio a ese luto que pensando que no llegaría, creyendo que tendrás una oportunidad lejana de despedirte… aplazas la despedida. Pero cometes un error porque esa despedida no llega. Y entonces te arrepientes.

Habrá días agridulces que recuerdes los buenos momentos. Habrá días que se te olvide por un segundo, vayas a levantar el teléfono y te des cuenta que ya no puedes. Habrá días que estés mejor. Habrá días que estés peor. Pero si algo no cambia hasta ya pasado un largo tiempo es el arrepentimiento.

Te dices y repites que debiste hacer lo contrario, como si eso fuera a cambiar la realidad. Pero no puedes evitarlo. Quieres, pero no puedes. Quieres cambiar el pasado, pero el pasado es simplemente pasado.