Supongo que hay cosas que uno ya lleva grabado en su piel,
por mucho que intente evitarlo.
Son cosas tan sutiles e insignificantes
que muchas veces ni nos damos cuenta
que las llevamos a nuestras espaldas a cada segundo.
Algo tan sutil como el miedo a que te vayas y no vuelvas.
Sutil pero presente.
Sutil pero fuerte.
Sutil pero visible.
Sutil.
Me repito y repito que eres diferente,
que no volverás porque no te fuiste,
que sigues ahí ausente pero ahí,
que cuando me quiera dar cuenta
vuelvo a estar acurrucada entre tus brazos...
¿ Pero y si no?
¿Y si este silencio empieza a invadir los amaneceres y atardeceres?
¿Y si es el mismo final de siempre?
No hay comentarios:
Publicar un comentario