23 de noviembre de 2014

Confianza nublada por la confusión

Y de nuevo ves que esto no lleva a ningún lado.
Una vez bueno, dos empiezas a dudar, tres te cansas...cuatro.

¿En ese cuarto momento que se supone que debes hacer?
¿Alejarte a incluso eliminar esa amistad basada en cariño por el paso de los meses.
¿Crear un muro de cristal a tu alrededor en un intento de evitar más daños colaterales?
¿O no hacer nada aun con el riesgo inminente de ser esa pescadilla que una y otra vez se muerde la cola?

Misma historia, diferentes excusas. Excusas que llegado un punto, dejas de comprender, porque empiezan a doler. Duelen porque si realmente existe ese supuesto sentimiento, no hay excusas, te quedas o te vas, pero no hay excusas.

Me da rabia y me apena, porque paso a paso te has ganado esa confianza que muchas veces se ve nublada por la confusión de tus palabras y actos. Confusión que me tiene en un limbo intentando alejarme lo mínimo imprescindible sin que te des cuenta, que ya más que bien, me haces daño.

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