27 de junio de 2014

Drogas

Muchas veces el problema es no querer reconocer el sentimiento que llevamos guardado. Es tan fácil lograr llenar mi tiempo de besos y de palabras que quiero oír que nunca me había parado a pensar que el problema es miedo a estar sola. En pocas ocasiones he logrado pasar más de varios meses en los que solo me necesitara a mi misma. En realidad una vez. ¿Pero y si la siguiente vez debe ser ahora?¿Tanto miedo tengo como para sin darme cuenta hacer todo lo posible para evitarlo?

En dos momentos en los últimos seis meses, alguien al que consideraba un amigo me lo advirtió, que era MI momento. En singular, solo mio, sin nadie más en quién pensar. Pero como en muchas cosas, no quise hacerle caso y ahora me doy cuenta de que llevaba más razón de la que probablemente nunca llegue a reconocer. Probablemente mi afán por esquivar esos momentos sola es mi manera de querer ocultar mi inseguridad, cuando lo que la mayoría de las veces solo logro que aumente cuando todo termina. Es como una droga: mientras la tomo me siento bien, pero siempre quiero más y me digo a mi misma que no se vivir sin ello. Es mi manera de sentirme segura, que ridículo puede llegar a sonar ciertamente, pero es así. Detrás de la persona que en ese momento tengo a mi lado oculto todo lo que cargo a mi espalda.

Esa no es la solución por mucho que me quiera empeñar en que si, pero soy humana y siempre la solución más rápida y más fácil será a la que me aferre hasta que tenga las manos y el corazón tan abrasado que no sea capaz de aferrarme más a ella. Pocas cosas tengo claras ahora mismo, pero una de ellas es que no quiero llegar a ese punto. Merezco algo mejor que sentirme de esa manera. No será fácil y puede que no lo logre a la primera, pero ante todo deberé intentarlo.


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