5 de febrero de 2010

El viento se quiere
llevar la hoja
hacia el mar,
me dice que
les tengo que
dejar marchar...
a esos recuerdos
que no se volverán
a hacer realidad.

La fuente me susurra
que las agujas
no se pararan,
que se seguirán moviendo
y que lo tengo que aceptar.

El viento va mas despacio
para poderse acercar,
y entonces susurar
que no tengo que llorar,
que no me tengo que apenar.

Porque esos recuerdos
se trasformarán
en una rosa
bella y fuerte
que no llegará
a marchitar jamás.

Que formaran parte de mi caminar
porque son huellas
que dejé
mucho tiempo atrás;
que ni el paso del tiempo
ni ninguna tempestad
lograran borrar...
ya que forman
parte de mi vida,
y eso no cambiará.